Bienvenido al mundo,
peque.
Tranquilo, no seas
impaciente. Al principio te costará hacerte a él: no verás
demasiado bien y todo te resultará extraño, nuevo, diferente
(¿diferente a qué?). Apenas si te valdrás por ti mismo para
respirar y tragar, y tendrás que confiar en gente extraña para ti
que te agarra por aquí y por allá y te hace cosas, muchas veces
desagradables, que ni siquiera sabes para qué sirven. Aunque por
suerte poco sabes de desconfianza aún :)
Sentirás a tu madre y
confiarás en ella como en la que más, su voz te calmará y te
acurrucarás en sus cálidas manos que te sostienen con firmeza y
cariño. No sé si recordarás cómo te sentías ahí dentro, cuando
todo era oscuro y viscoso, y oías su voz más lejos que los latidos
de su corazón... Ella sí que se acuerda, de tus movimientos, de sus
largas conversaciones a solas contigo, de sus miedos, de sus
ilusiones, de sus sobresaltos... y de cosas no tan agradables que ya
se encargará de recordarte cuando seas mayor y líes de las tuyas,
así que mejor le cedo a ella el gusto de ser la primera en
explicarte.
De tu padre también
deberías recordar cosas. Una voz grave, firme, técnica a veces...
te hablaría de su acento, pero tampoco sabes mucho de eso. También
lo aprenderás, no tengas prisa. Es muy reservado, al menos de
puertas hacia afuerta, pero estoy convencida de que en la intimidad
de vuestro cuarto te ha dedicado sus mejores palabras, y seguro que
también sus mejores silencios. Quizá le hayas oído pensar en ti.
Aquí fuera sus voces
suenan un poco diferentes, pero estoy segura de que los reconoces
bien. Una pista: son los que más tiempo pasan contigo. Puedes
confiar en ellos, te quieren con locura, así que no te preocupes por
todo lo que pasa a tu alrededor, que ya lo hacen ellos por ti. Te
presentaría a todas esas voces que asocias con formas borrosas, pero
seguro que ya lo han hecho ellos: tus abuelos, tus tíos, tus
primos... tu familia. Bienvenido a casa. Te falto yo... pero apuesto
a que tendrás mucho tiempo para conocerme, ya me encargaré de
recuperar el tiempo perdido hasta que te hartes de mí.
Un consejo: ¡cuidado con
las voces más agudas! Te quieren como los que más, pero no tienen
demasiada experiencia con cosas pequeñas y delicadas... más bien
son cosas pequeñas y delicadas ellos mismos. Pero serán tus mejores
aliados de aquí a unos meses, ya lo verás.
¿Te sientes el centro de
atención? Es normal: lo eres. Se comentará si creces, si no creces,
si estás gordo, si estás delgado, si tienes mofletes, si no, si
haces ruido o si estás callado, si duermes mucho, comes poco...
Disfrútalo, hazte el interesante.
Dormirás mucho, y cada
vez que necesites algo, llorarás. Llora con ganas, ¡que se te oiga!
Dando guerra desde el principio. Pero sonríe. Harás a tus padres
las personas más felices del mundo con cada sonrisa que eches.
Aunque no sepas lo que significa, o por qué lo haces... sonríe. Y
no lo olvides nunca.
Escoge bien cuándo decir
tus primeras palabras, igual que tus primeros pasos. Los recordaremos
durante meses, tus padres durante toda la vida.
Juega como si no hubiera
mañana, diviértete como un bebé (vaya, tiene sentido) y ¡come
muchas chuches! Tantas como te dejen tus padres, que están muy ricas
y estos dientes son de mentira.
No seas muy malo con tus
padres, y confía en ellos ciegamente porque darían sus vidas por
ti. A veces puede parecerte que no es así, siempre pasa. Házselo
saber, sé duro con ellos... y sé que muchas veces no darás tu
brazo a torcer... pero a escondidas no te olvides de darte cuenta de
lo afortunado que eres de tener unos padres que se preocupan por ti y
lo darían todo por tu seguridad y tu felicidad.
No puedo creer que te
esté contando esto a ti, precisamente, ¡al hijo de mi hermana! No
deja de resultar raro a veces que estés ahí, que mi hermana sea una
madre. Para mí apenas ha dejado de ser la hermana mayor abusona y
¡para ti es una madre sobreprotectora, seguro! (Dile a tu madre que
no ponga esa cara, que es verdad que era una abusona... ^^)
Sé feliz.
Te quiere,
Tu tía prefe
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